Hasta hace muy poco tiempo el conocimiento de la cultura material de los momentos de la transición entre la Antigüedad y la Edad Media era prácticamente inexistente. Tan sólo se conocían algunos elementos de indumentaria y adorno personal hallados en las tumbas de ciertos cementerios de la Meseta Central, tradicionalmente considerados como “visigodos”, y las hebillas y vasijas de cerámica que aparecían en las sepulturas de otras necrópolis, pertenecientes ya a una etapa avanzada del reino visigodo de Toledo, teóricamente posterior a la unificación religiosa decretada por el rey Recaredo en el III Concilio de Toledo (año 589).
– Triente de Recaredo de la ceca galaica de Palantucio.
En este momento se generaliza un ritual funerario caracterizado por depositar un recipiente conteniendo aceite o agua bendita junto a la cabeza del difunto; éste, a veces, porta además algún elemento de la indumentaria o adorno personal: una hebilla o broche de cinturón, el anillo o unos pendientes. Se trata de una costumbre común a buena parte del mundo mediterráneo occidental, tanto en los dominios bizantinos como en los estados “germánicos” surgidos de la desmembración del Imperio romano de Occidente.
– Un entierro en la época hispanovisigoda (García Serrano 2007).
El Museo de Valladolid conserva entre sus fondos una nutrida colección de recipientes cerámicos pertenecientes a este momento, la mayoría procede de un cementerio excavado por Joaquín Pérez Villanueva, Antonio Tovar y Jaime Supiot en el pago de “Las Piqueras”, en Piña de Esqueva. Se trata de un importante lote de cerámica hispanovisigoda, comparable por su interés y número de piezas tan sólo con los conjuntos de Casa Herrera (Badajoz) y San Pedro de Alcántara (Málaga). Entre las vasijas halladas en las tumbas son mayoría los jarritos provistos de un asa con piquera o boca trilobulada, y las botellas con dos asas; apareciendo a veces también otros recipentes como pucheros, ollitas, cuencos, una especie de biberón y una cantimplora.
Queremos presentar aquí algunos de estos recipientes: Así un jarrito de cerámica gris que, pese a presentar una cierta deformidad, fue urdido con la ayuda de la rueda de alfarero. Tras el modelado y antes de la cocción, se le añadió un pie alto y un asa, recibiendo posteriormente su superficie exterior un concienzudo tratamiento bruñido vertical. Sobre su hombro presenta una decoración incisa e impresa que dibuja una onda enmarcada por dos frisos horizontales.
– Jarrito funerario del cementerio de «Las Piqueras» (Piña de Esgueva).
Esta vasija tiene un especial interés porque pretende reproducir la forma propia de los jarritos metálicos contemporáneos. Los llamados jarritos litúrgicos hispanovisigodos, que no tenían una finalidad eucarística o bautismal como a menudo se suele repetir, sino que eran utilizados para lavar las manos del oficiante durante el Ofertorio de la Misa . Las presuntas patenas son en realidad aguamaniles, como bien aclara la inscripción del ejemplar procedente de Cardeñosa (Ávila): «ELLANI AqUAMANUS». En la Hispania visigoda y altomedieval el jarrito litúrgico era denominado scyphum aquae o urceollus.
– Urceollus – Jarrito metálico altomedieval de tipología hispanovisigoda del Museo Arqueológico Nacional, procedente de Cangas de Onis.
En la Península Ibérica, una parte de los jarritos habitualmente calificados de «hispanovisigodos» correspondería ya a la Alta Edad Media, habiendo sido fabricados en un taller asturiano. Ciertos ejemplares sin embargo parecen acusar una marcada influencia islámica, así el jarrito de Rupelo (Burgos), de morfología muy estilizada, y el jarro de Balbarda (Ávila), con una prolija decoración grabada, como la que también muestra el ejemplar representado en un capitel del claustro del monasterio de San Juan de las Abadesas (Gerona).
A continuación presentamos una botella de dos asas lisa y sin decoración. Esta vasija es de color ocre claro, al haber sido cocida en un horno que permitió conseguir, al menos en el momento de enfriarse la hornada, una atmósfera oxidante (rica en oxígeno).
– Botella con dos asas del cementerio de «Las Piqueras» (Piña de Esgueva).
Presentamos finalmente una redoma de morfología ciertamente avanzada, hasta el punto de que cabría pensar en la existencia de una influencia de las primeras cerámicas islámicas, ya que, pese a lo que se suele argumentar, el año 711 no supuso el final del mundo visigodo hispánico. Tras la conquista de la Península Ibérica por los musulmanes, la red del poblamiento rural se mantuvo sin excesivos cambios, al menos inicialmente, aunque poco a poco los asentamientos (y la sociedad en general) se irían acomodando a la dominación de la nueva élite islámica.
– Redoma del cementerio de «Las Piqueras» (Piña de Esgueva).
En la Meseta Sur se ha comprobado como la creciente influencia de la organización islámica (que culminaría con la configuración del estado Omeya en al-Andalus) y el contacto con los inmigrantes árabes y bereberes dio lugar a un paulatino proceso de islamización de la sociedad, lo cual acabó transformando tanto la organización espacial del ámbito doméstico como la propia red del poblamiento rural. Ignoramos si un proceso similar tuvo lugar en la Meseta Norte donde la falta de investigaciones arqueológicas aún no ha logrado averiguar lo que pudo suceder entre mediados del siglo VIII y mediados del siglo IX.
El conocimiento de la cerámica de la época hispanovisigoda ha mejorado enormemente gracias a la labor desarrollada por Luis Caballero Zoreda, en particular tras el Simposio Cerámicas tardorromanas y altomedievales en la Península Ibérica: ruptura y continuidad (Mérida – 2001), celebrado en Mérida en 2001. Por lo que respecta al ámbito de la Meseta hay que señalar la enorme masa de información recogida en las intervenciones de arqueología preventiva recientemente desarrolladas en la Comunidad de Madrid y, en particular, gracias a las excavaciones de Alfonso Vigil-Escalera en el yacimiento de Gózquez de Arriba (San Martín de la Vega). Esto ha permitido reconstruir la evolución del repertorio cerámico madrileño entre los siglos V y VIII.
– Vasijas torneadas o urdidas sobre la rueda procedentes del yacimiento de Gózquez (Madrid).
Se trata de un proceso de paulatina ruralización de los asentamientos y de progreso de los modos de producción autosuficientes y autárquicos, lo que originará la práctica desaparición de la vajilla de mesa de tradición romana en beneficio de un repertorio de recipientes de tipo común, de formas más funcionales y polivalentes. Con el tiempo irá disminuyendo la proporción de los vasos levantados con la ayuda del torno rápido de alfarero o urdidos sobre la rueda, aumentando en cambio la proporción de las vasijas modeladas a mano y luego regularizadas sobre la rueda, siendo el cuenco carenado uno de los tipos de recipiente más característico, al igual que el tratamiento bruñido de la superficie de las vasijas, aplicado muchas veces en sentido vertical.
– Cuenco carenado de «Ladera de los Prados» (Aguasal).
Los conjuntos cerámicos madrileños parecen ser muy similares a los de la Meseta Norte, tanto en formas como decoraciones, tal y cómo se ha podido apreciar en las excavaciones realizadas en los yacimientos vallisoletanos de «Ladera de los Prados» (Aguasal), «Navamboal» (Iscar), «El Pleito-La Casilla» (Rubí de Bracamonte) y «Senovilla» (Olmedo), por citar sólo los más conocidos. En la actualidad Carlos Tejerizo García está intentando aplicar la metodología de estudio desarrollada por Alfonso Vigil-Escalera a los conjuntos cerámicos de la Meseta Superior, en el marco de su Tésis Doctoral: «La construcción del poblamiento de época visigoda en la Cuenca del Duero».
Por Fernando Pérez Rodríguez-Aragón
Conservador del Museo
– Cerámica hispanovisigoda con decoración de ondas incisas a peine. «Ladera de los Prados» (Aguasal).
En los yacimientos vallisoletanos de época visigoda también aparecen las características decoraciones de ondas incisas a peine «haciendo aguas», bruñida (a veces dibujando retículas) e incluso una combinacíón de ambas técnicas.
– Cerámica hispanovisigoda con decoración de retícula bruñida. «Ladera de los Prados» (Aguasal).
– Cerámica hispanovisigoda que combina una decoración bruñida a base de zarzillos sobre un fondo de ondas incisas a peine «haciendo aguas». «Ladera de los Prados» (Aguasal).
Para saber más sobre la época hispanovisigoda:
– Roger Collins, La España visigoda, 409-711, Barcelona: Crítica, 2005.
– Rafael García Serrano (com. exp.), Hispania Gothorum: San Ildefonso y el reino visigodo de Toledo(Catálogo de la exposición), Toledo: Empresa Pública Don Quijote de la Mancha, 2007.
– Enrique Baquedano (ed.), La investigación arqueológica de la época visigoda en la Comunidad de Madrid, «Zona Arqueológica», 8, Alcalá de Henares: Museo Arqueológico Regional, 2006.
Para saber más sobre la cerámica del cementerio hispanovisigodo de Piña de Esgueva:
– Joaquín Pérez Villanueva, Antonio Tovar y Jaime Supiot, “Avance de estudio sobre la necrópoli visigoda de Piña de Esgueva”, Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología de la Universidad de Valladolid, I, fasc. 1932-33, p. 253-369.
– Antonio Tovar, Jacques Supiot y Joaquín Pérez Villanueva, «Segunda campaña de excavaciones. La necrópoli visigoda de Piña de Esgueva», Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología de la Universidad de Valladolid, II, 1933-34, pp. 401-416.
– Gratiniano Nieto Gallo, «Los fondos visigodos del Museo Arqueológico de Valladolid», Memorias de los Museos Arqueológicos Provinciales 1942, Madrid: Dirección General de Bellas Artes, 1943, pp. 214‑223, lám. LXIX‑LXXVI.
Para saber más sobre la cerámica funeraria hispanovisigoda:
– Ricardo Izquierdo Benito, «Cerámica de necrópolis de época visigoda del Museo Arqueológico Nacional», Revista de Archivos Bibliotecas y Museos, LXXX/3, 1977, pp. 569-611.
– Ricardo Izquierdo Benito, «Ensayo de una sistematización tipológica de la cerámica de necrópolis de época visigoda», Revista de Archivos Bibliotecas y Museos, LXXX/4, 1977, pp. 838-865.
Para saber más sobre las más recientes investigaciones sobre la cerámica de época visigoda de la Meseta:
– Hortensia Larrén Izquierdo y otros, «Ensayo de sistematización de la cerámica tardoantigua en la cuenca del Duero«, en Luis Caballero Zoreda, Pedro Mateos Cruz y Manuel Retuerce (eds.), Cerámicas tardorromanas y altomedievales en la Península Ibérica: ruptura y continuidad (Mérida – 2001), «Anejos de Arch. Esp. Arqueología», XXVIII,Madrid: CSIC, 2003, pp. 273-306 [Vista parcial en Google libros].
– Alfonso Vigil-Escalera Guirado, “Evolución de los morfotipos de cerámica común de un asentamiento rural visigodo de la Meseta (Gózquez de Arriba, San Martín de la Vega, Madrid)”, Revista Arqueohispania, 0, Madrid, 1999 [pdf en línea].
– Alfonso Vigil-Escalera Guirado, «Cerámicas tardorromanas y altomedievales de Madrid«, en Luis Caballero Zoreda, Pedro Mateos Cruz y Manuel Retuerce (eds.), Cerámicas tardorromanas y altomedievales en la Península Ibérica: ruptura y continuidad (Mérida – 2001), «Anejos de Arch. Esp. Arqueología», XXVIII, Madrid: CSIC, 2003, pp. 371-388. [Vista parcial en Google libros].
– Alfonso Vigil-Escalera Guirado, “La cerámica del periodo visigodo en Madrid”, Morín, J., (ed.), La investigación arqueológica de época visigoda en la Comunidad de Madrid, Zona Arqueológica, 6, Vol. III, Alcalá de Henares, 2006, 704-713 [pdf en línea].
– Alfonso Vigil-Escalera Guirado, “Algunas observaciones sobre las cerámicas ‘de época visigoda’ (ss. V-IX d.C.) de la región de Madrid”, Malpica, A., Carvajal, J. C., (eds.), Estudios de Cerámica Tardorromana y Altomedieval, Granada, 2007: Alhulía, 357-382 [pdf en línea].
– Alfonso Vigil-Escalera Guirado, “Evolución tecnotipológica de la cerámica de Gózquez de Arriba (San Martín de la Vega, Madrid) entre los siglos VI y VIII A.D”, Diogo, J.M. (coord.), Actas das 4.ª Jornadas de Cerâmica Medieval e Pós-Medieval. Métodos e resultados para o seu estudo (Tondela, 24-27 outubro de 2000), Porto: Câmara Municipal de Tondela, 2008, 23-26 [pdf en línea].
Para saber más sobre los pretendidos recipientes litúrgicos hispanovisigodos:
– Pedro de Palol Salellas, Bronces litúrgicos. Bronces hispanovisigodos de origen mediterráneo I. Jarritos y patenas litúrgicas, Barcelona 1950.
– Luis Javier Balmaseda Muncharaz y Concepción Papí Rodes, «Jarritos y patenas de época visigoda en los fondos del Museo Arqueológico Nacional», Boletín del Museo Arqueológico Nacional, XV, 1997, pp. 153-174.
Para saber más sobre el proceso de islamización de la Meseta:
– Alfonso Vigil-Escalera Guirado, «Noticia preliminar acerca del hallazgo de una necrópolis altomedieval de rito islámico en la Comunidad de Madrid», Bolskan, 21, 2004 (XXVII Congreso Nacional de Arqueología. IV.- Edad Media/Varia), pp. 57-62.
– Alfonso Vigil-Escalera Guirado, «Formas de poblamiento rural en torno al 711: documentación arqueológica del centro peninsular», en Enrique Baquedano (ed.), 711: Arqueología e Historia entre dos mundos, «Zona Arqueológica», 15/II, 2011, pp. 188-201.
– Enrique Ariño, «La cultura material de los asentamientos rurales del valle medio del Duero entre los siglos V y VIII: el final de reino visigodo y el origen de al-Andalus», en Enrique Baquedano (ed.), 711: Arqueología e Historia entre dos mundos, «Zona Arqueológica», 15/II, 2011, pp. 204-242.
Para saber más sobre la moneda que ilustra esta entrada:
– Ruth Pliego y José A. Correa, “Aportación al estudio de varias cecas visigodas”, Numisma, 250, 2006, pp. 489-505. Sobre la ceca galaica de Palantucio [pdf en línea].
– Ruth Pliego, «Gallaecia en tiempos del Reino Visigodo de Toledo: sus emisiones monetarias«, en F. Cebreiro Ares (ed.), Historia monetaria de Galicia, Santiago de Compostela, 2012, pp. 65-104 [pdf en línea].
– Monedas de Recaredo en www.maravedis.net